Disponer de una planificación estratégica proporciona a la empresa una brújula que permite definir sus retos y orientar sus recursos y energía. Esto es válido tanto para empresas en funcionamiento como para emprendedores.

14 de marzo de 2022

Una colaboración de:

ROBERTO ROMANO DOMÍNGUEZ, gerente de la consultora Expersor

 

La oportunidad de participar como consultor en el programa Mejora de Fundación Caja Burgos me ha permitido dar seguimiento a la evolución de varios proyectos empresariales. El programa facilita a los participantes la posibilidad de desarrollar su planificación estratégica. No cabe duda de que disponer de una planificación estratégica proporciona a la empresa una brújula que le permite definir sus retos y orientar sus recursos y energía. Esto es válido tanto para empresas en funcionamiento como para emprendedores.

La experiencia me ha permitido vivir como, en algunas ocasiones, la estrategia definida no se pone en marcha o es abandonada quedando en un ejercicio teórico. En el caso de emprendedores también he conocido casos que tras realizar un esfuerzo por elaborar su plan de empresa ha quedado en un ejercicio teórico. Por otra parte, he vivido también éxitos en la puesta en práctica de planificaciones estratégicas y planes de empresa. Fruto de lo comentado he llegado a la conclusión de que el despliegue de la estrategia o el plan de empresa es clave para el éxito empresarial.

En el mundo empresarial tiene una gran importancia la gestión orientada por lo que queremos lograr y como lograrlo. Esta gestión requiere una sistemática que integre el proceso de planificación estratégica (que quiero lograr) y su despliegue en toda la organización (como lograrlo).

El despliegue de la estrategia traducido a objetivos y planes de acción para toda la organización orienta a las personas y asigna los recursos que nos permitirán ponerla en práctica.

La eficacia y eficiencia de nuestra organización dependerá de la calidad del proceso de dicho despliegue.

Los sistemas de gestión han intentado dar respuesta al mejor modo de llevar a cabo el despliegue estratégico. Las aportaciones más relevantes las podemos resumir en las siguientes:

  • Peter Drucker desarrollo el concepto de la gestión por objetivos. En esta metodología la implantación de la estrategia se basa en la definición de arriba a abajo, en cascada, de objetivos para la organización de forma que los objetivos empresariales son resultado de la suma de todos los individuales. El trabajo diario se fundamenta en los objetivos y cada persona conoce los suyos.
  • Japón desarrollo el Hoshin Kanri que pretende alinear toda la organización con objetivos innovadores. Se apoya en la implicación de los empleados y en el despliegue de los objetivos en base a su adaptación en cada nivel, no con un concepto de traducción en cascada sino siguiendo un proceso interactivo arriba-abajo y de carácter interfuncional. Pone el foco en la implantación durante el año y en la medición.
  • Andy Grove desarrollo la metodología OKR  (siglas de Objectives and Key Results) que combina la dirección por objetivos y el concepto SMART de objetivos. Focaliza en el alineamiento sencillo de “que” (Objetivos) y “cómo” (Resultados clave) que ha de aplicarse en toda la organización. El establecimiento de objetivos se realiza en bases trimestrales y se fundamenta en una alta transparencia.

    Objetivos SMART . Fuente foroeconomiadigital.com

  • Robert Kaplan/ Norton aportaron el concepto de cuadro de mando con objetivos económicos y no económicos. Los objetivos han de estar orientados a resultados y a procesos realizando una traducción de los objetivos estratégicos en planes de acción.

 

Las empresas que tienen éxito en el despliegue de la estrategia podemos caracterizarlas por los siguientes aspectos:

  • Aplican alguna de las metodologías citadas o una combinación de varias en función de su madurez y cultura.
  • Establecen un marco de objetivos corporativos, en función de la estrategia, para un periodo en torno de 3 a 5 años.
  • Anualmente priorizan en un número pequeño (en torno a 5) de objetivos específicos que son desplegados en detalle para elaborar planes de acción de equipo e individuales.
  • Establecen mecanismos de evaluación continua y adopción de acciones correctoras para la solución de desviaciones sobre los planes fijados o adaptación ágil y flexible a variaciones del entorno.
  • Implantan sistemas de indicadores de resultado y seguimiento a nivel de equipos e individual, habitualmente apoyados por herramientas de gestión visual y procedimientos de evaluación del desempeño.
  • Fortalecen la comunicación con todas las personas de la empresa para dar retroalimentación continua del funcionamiento y resultados obtenidos.
  • Reconocen los resultados obtenidos.

 

El éxito en el despliegue de la estrategia empresarial está muy influenciado por la cultura de cada organización y sobre todo por el estilo de liderazgo imperante. Los líderes de la empresa han de ser capaces de practicar las cuatro disciplinas básicas que nos aportaron Chris MC Chesney, Sean Covey y Jim Huling:

 

  1. Centrarse en lo estratégicamente importante: centrarse en menos permite lograr más.

  2. Concentrar la acción en los comportamientos con el mayor impacto en la consecución de los objetivos. No todas las acciones son iguales, algunas tienen más impacto para conseguir un objetivo.
  3. Mantener un cuadro de Mando convincente: las personas con mayor rendimiento saben en todo momento si están ganando o perdiendo el partido porque siguen el marcador y lo entienden.

  4. Desarrollar una cadencia de rendición de cuentas: si no se hace que el equipo se rinda cuentas de forma sistemática es inevitable perderse en el torbellino del día a día.

 

La experiencia muestra que una diferencia clara entre las empresas que tienen éxito en la realización de sus estrategias y las que no es que gestionan de forma sistemática el despliegue de la estrategia y los objetivos del negocio siguiendo los principios explicados.

 

 

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