CANAL EMPRESA
Más allá del parón económico actual, se ha instalado en el conjunto de la población, y más profundamente entre los empresarios, un estado de ánimo colectivo de desánimo, de falta de perspectiva futura. No hay futuro. No tenemos esperanza. Es un estado de ánimo. Un factor esencial a la hora de ver el mundo, de actuar y de movernos y de tener las energías para transformarlo. Forma parte de aquello que denominamos la motivación. Las ganas.
Juan Eugenio Monsalve Serrano en su Guía Jóvenes, Talento y Perfil Emprendedor, explica que el estado de ánimo es “todo aquello que tomo conciencia cuando salgo de los automatismos cotidianos. Aquello que identifico cuando me observo”. Es decir, se trata de la situación que me encuentro cuando dejo de actuar de acuerdo con mis hábitos. Un estado de ánimo es variable. Es plástico y se va modificando de acuerdo a los acontecimientos que van acaeciendo a lo largo de la jornada cotidiana o de un tiempo establecido.
“Los estados de ánimo son contenidos mentales, conscientes e inconscientes, que mezclan estados corporales, emociones sutiles y pensamientos automáticos y que influyen en la mayoría de nuestras actitudes”.
Como empresarios o emprendedores tenemos la posibilidad de vivir esta experiencia bajo dos enfoques diferentes: el de la víctima o el del protagonista. El que elijamos de los dos, tendrá un efecto sobre nuestro estado de ánimo y la actitud con la que nos enfrentamos a momentos de incertidumbre. En ese vídeo, la coach y formadora en el programa Planea Emprendedores de Fundación Caja de Burgos, María Antón, explica cómo centrándonos en las pequeñas cosas que sí dependen de nosotros, lograremos mejorar nuestro ánimo y revisar nuestra proyección profesional.