En esta entrevista cuenta que un viaje de peregrinaje en Japón le regaló «un enorme espacio de tiempo real» en el que agitar su pequeña sabiduría y reflexionar sobre la forma de entender e liderazgo. «Las experiencias vitales son la mejor forma de crecer y evolucionar, mucho más influyentes que los conocimientos aprendidos en clase. Son como tatuajes en la piel».
Asegura también que los robots serían máquinas perfectas en un mundo de reglas estables. Pero que en este mundo real «lleno de incertidumbre y volatilidad», las personas somos insustituibles en sabiduría y creatividad. El resto de sus reflexiones las escucharemos en la tarde de hoy, jueves, 23 de mayo, en Palacio de Saldañuela, en el Encuentro de Empresarios que cada año organizan Fundación Caja de Burgos y FAE.
Empecemos por el principio, ¿cómo define liderazgo y qué papel desempeña en la empresa de hoy, enmarcada en plena era de la digitalización?
– El liderazgo es una “herramienta” indispensable para dirigir. Dirigir es obtener resultados. No podemos obtener resultados solo con el poder, necesitamos algo más: el liderazgo permite influir. El líder guía a la empresa desde el presente hacia el futuro.
Estos conceptos siguen siendo igual de válidos en el día de hoy.
Su último libro lleva por título «Liderazgo Kumano, una propuesta para dirigir con éxito». ¿Todos tenemos la capacidad de liderar equipos?
– Hay una parte del liderazgo basada en la ciencia, en el método científico. Hace falta conocerlo y cumplirlo, aunque seguir las reglas no te convierten en un líder excelente. La técnica te conduce hasta la frontera, pero la excelencia se encuentra más allá de la frontera, en el terreno donde habitan los genios.
El arte de liderar no se aprende en los libros de texto. El liderazgo excelente está al alcance de todos aquellos que se atrevan a cruzar la frontera, abandonar tierra firme y explorar terrenos desconocidos.
Díganos una cualidad que, sí o sí, comparten los mejores líderes que ha conocido en su carrera profesional.
– Los mejores líderes son capaces de guiar y movilizar. Guiar con la visión y movilizar con el propósito. Son capaces de ilusionar e inspirar a sus colaboradores. Los mejores líderes crean el futuro.
Kumano es un Camino de peregrinaje en Japón. ¿Qué aprendió de ese viaje aplicado al liderazgo? ¿Antes que ser un buen líder hay que ser peregrino?
– Un camino de peregrinación es, entre otras cosas, un camino hacia el interior de uno mismo. Un camino de aprendizaje y conocimiento. Kumano me regaló un enorme espacio de tiempo en el que agitar mi pequeña sabiduría y reflexionar sobre mi forma de entender el liderazgo.
Marcos de Quinto recientemente aseveró en un encuentro de Fundación Caja de Burgos que a los directivos/puestos intermedios de hoy en día les sobra títulos y Máster y les faltan experiencias vitales, ¿está de acuerdo con esta reflexión?
-Las experiencias vitales son la mejor forma de crecer, de evolucionar. Dejan una huella mucho más perenne que los conocimientos aprendidos en clase. Las experiencias vitales forman parte de nuestro patrimonio personal, son como tatuajes en la piel.
En la empresa actual donde los cambios se producen tan rápidamente y se requiere una gran agilidad en la toma de decisiones, ¿se nos ha quedado obsoleto el management tradicional?
-El management tradicional sigue siendo válido y necesario. La realidad nos dice que, hoy en día, en un mundo volátil, incierto, ambiguo y cambiante, los directivos estamos obligados a tomar decisiones con rapidez, buscando el impacto a corto plazo, sin contar con toda la información y sin tiempo para el análisis. Parece una locura. Pero dirigir de forma eficaz y acertada implica tener un punto de referencia que solo logramos apoyándonos en los principios básicos del management.
¿Cuáles son los principales defectos o patologías de las empresas en España?
-En mi opinión, el principal defecto de las empresas es centrarse demasiado en el corto plazo. La exigencia de resultados inmediatos impide trabajar en la creación del futuro. El futuro se puede crear, o sufrir…
Otro defecto es privilegiar la acción frente a la reflexión. La acción es importante e indispensable, pero solo con la acción nunca llegaremos a ser excelentes. Debemos encontrar momentos para parar y pensar con objeto de priorizar y poder centrarnos en lo importante. Lo contrario a ‘importante’ es lo ‘urgente’, y la urgencia genera estrés e ineficacia.
Se habla mucho del alto porcentaje de trabajadores desmotivados, pero muy poco de directivos o responsables de áreas que ponen el piloto automático en sus funciones con consecuencias, quizás, más importantes para la organización…
-Un capital humano conocedor del oficio, motivado y comprometido, es la mejor fuente de ventaja competitiva. La motivación no se exige, se cultiva. Un directivo no tiene la varita mágica para motivar a sus colaboradores, pero si puede desmotivar dirigiendo de forma torpe.
Los directivos, empezando por el CEO, son responsables de crear un entorno, unas condiciones para que los empleados puedan trabajar a gusto, estar satisfechos. Tienen que buscar, al mismo tiempo, beneficios para la empresa y satisfacción para las personas. Si las personas están satisfechas, el éxito está asegurado.
“Las mejores empresas sitúan a las personas en el centro de todas sus actividades”, asegura en su libro. Hay mucha narrativa o storytelling en las organizaciones en torno a ello pero ¿cómo medimos, en la práctica, este compromiso hacia las personas dentro de una empresa?
-Hay que dirigir sencillo. Debemos huir de la tiranía de las mediciones. No es cierto que solo se pueda mejorar aquello que se puede medir. Tenemos que saber dialogar con los intangibles, son igual de importantes.
Las empresas excelentes son aquellas que saben identificar y utilizar el talento de todos sus empleados. El talento de la organización no es patrimonio exclusivo de la jerarquía. El talento no aflora por generación espontánea, debemos promover que aparezca y para ello el compromiso es indispensable. La participación lo hace posible, el compromiso lo consigue.
Los robots fabrican, analizan datos, detectan problemas e incluso los predicen, están siempre conectados… ¿pero en qué somos insustituibles las personas?
-Los robots son muy buenos en procesar datos y convertirlos en información. También son enormemente productivos en operaciones industriales que requieran procesos repetitivos. Los robots serían los reyes en un mundo perfecto, de reglas estables, en la que cada causa tiene un efecto concreto. Pero en el mundo real, lleno de incertidumbre y volatilidad, los humanos somos insustituibles en sabiduría y creatividad.
Si fuera asesor del próximo Ministro de Economía, ¿qué tres medidas le sugeriría para impulsar el crecimiento y la innovación en las empresas españolas?
-He tenido un sueño (ríe). En mi sueño el presidente del Gobierno no es un político, es un empresario que ha sido elegido por tener una reconocida carrera de prestigio y éxito. El resultado: un país con ideas claras, visión a largo plazo, cuenta de resultados equilibrando ingresos y gastos, reconocimiento y apoyo a las empresas como fuente de riqueza, un balance basado en los recursos generados, sensibilidad social, reglas de juego estables y concretas, equidad en todo el territorio, decisiones eficaces antes que populares. Y las empresas crecían e innovaban…