Un diplomado en Turismo, Eduardo Cerdá, y una bióloga, Estefanía Muro, juntaron sus caminos para levantar Sierra Activa, nombre comercial que agrupa diferentes líneas de negocio relacionados con la divulgación y experiencias en torno al medio natural, la conservación y la evolución humana.
Entre sus proyectos destaca Paleolítico Vivo, un parque de animales inspirado en nuestro pasado prehistórico de la Sierra de Atapuerca con 16.000 visitas al año. Apoyados por el programa Mejora de Fundación Caja de Burgos, los emprendedores pretenden impulsar las visitas al parque zoológico hasta alcanzar los 600.000 euros de facturación para 2025.
17 de febrero de 2022
Recrear el ecosistema del Paleolítico Superior a tan solo 9 kilómetros de Atapuerca. No suena sencillo, ¿verdad?
“Pero cuando haces las cosas con pasión es más fácil que te salga bien, y que esa fuerza te ayude a llegar a la excelencia”.
Son palabras de la bióloga Estefanía Muro, socia y compañera de aventuras del otro artífice de Sierra Activa, Eduardo Cerdá, un negocio de ocio turístico basado en el conocimiento del medio natural que cuenta con el proyecto Paleolítico Vivo como su proyecto estrella.
Un proyecto que se materializó en 2005 con la llegada de los primeros bisontes a un bosque de robles en Salgüero de Juarros y que puede presumir de tener a Juan Luis Arsuaga como su miembro de honor y asesor científico de Paleolítico Vivo.
“Paleolítico Vivo es una iniciativa privada dirigida por un equipo de biólogos, naturalistas y científicos cuyo objetivo principal es el fomento y la conservación de la naturaleza a través de una inmersión en la Prehistoria”, explica Cerdá durante la presentación de su Plan de Empresa en el edificio Nexo de Fundación Caja de Burgos en el marco del programa Mejora al que se acogieron en 2021.
“Ofrecemos a los visitantes la oportunidad de contemplar los paisajes y fauna de los antepasados que poblaron el lugar hace 10.000 años”, continúa el director de Sierra Activa.
Paleolítico Vivo está vinculado desde 2005 a un proyecto de reintroducción de animales extintos o en peligro de extinción como los bisontes y caballos de Przewalski, uros (antecesores de las vacas y toros europeos) y tarpanes en el entorno natural.
La reserva, con más de 250 hectáreas de monte, desarrolla trabajos de investigación relacionados con la conservación de especies y permite conocer cómo eran algunos de los animales que vivieron en Europa en el Paleolítico Superior a través de fósiles o réplicas o recreaciones de cabañas neolíticas. Una experiencia que invita a las familias que lo visita a recuperar el espíritu de una naturaleza salvaje y primitiva.
Entre sus próximos proyectos, los emprendedores esperan poder contar en los próximos meses con la nueva denominación de parque zoológico por parte de la Junta de Castilla y León (actualmente son un núcleo zoológico), una calificación que les permitirá expandir la reserva -que ahora cuenta con unos 15.000 visitantes anuales- y atraer nuevas inversiones.
La reflexión social que vino tras la pandemia
Como otras empresas turísticas, la pandemia ha afectado la actividad de Paleolítico Vivo. Mientras los gastos que cubren el cuidado y alimentación de los animales y mantenimiento del parque han sido constantes, las visitas se redujeron por el confinamiento y las normas posteriores relativas al contacto social. “Aun así, la pandemia nos ha recordado que, en momentos vitales, los humanos apostamos por reconectar con la naturaleza; de hecho durante la pandemia muchos de nosotros nos hemos refugiado en nuestros sitios primigeneos, y eso ha calado en la gente”, afirma Estefanía.
Cada vez hay una mayor sensibilización hacia el cuidado de la salud, el medio ambiente y el bienestar animal, y “todo ello -apuntan los emprendedores- hace de Paleolítico Vivo una opción de ocio y entretenimiento atractiva y sostenible en el tiempo, especialmente porque contamos con una oferta única y muy especializada”.
Cerdá y Muro aseguran haber experimentado una buena recuperación a partir del segundo semestre de 2021. “De hecho, el pasado mes de agosto ha sido el primer año que hemos tenido lista de espera a las visitas del parque”, subrayan satisfechos.
Sierra Activa
Bajo el nombre comercial Sierra Activa, empresa que cuenta con el sello de calidad de la Junta de Castilla y León, se agrupan las diferentes líneas de negocio que ayudan a diversificar los ingresos. Además del parque de animales prehistóricos Paleolítico Vivo –quizás la que cuenta con más renombre entre el turismo familiar- Sierra Activa cuenta con:
- La explotación turística de Mina Esperanza (una antigua mina rehabilitada en Olmos de Atapuerca en Burgos con más de 300 metros visitables de galerías subterráneas)
- El yacimiento arqueológico Monte Verde, ubicado al sur de Chile con restos datados entre 14.500 y 18.500 años es otro de los recursos que complementan los recursos de Sierra Activa.
- Agencia de viaje Elephants Tale Safaris especializada en expediciones con sede en Tanzania que ofrece a los turistas una inmersión honesta y sostenible tanto en la vida salvaje de Olduvai, el Serengeti, el crater del Ngorongoro o el Kilimanjaro… como de convivencia en las comunidades locales como los Masai, los Bosquimanos, Datoga.
Programa Mejora de Fundación Caja de Burgos
Como participantes el Programa Mejora – iniciativa de Fundación Caja de Burgos dirigida a potenciar el crecimiento de empresas burgalesas– los emprendedores aseguran haberse dado cuenta “de la importancia de afianzar ingresos antes de lanzarnos a nuevos retos”.
Durante los meses de trabajo con los consultores del programa asignados para perfilar su nuevo plan estratégico han podido identificar aquellos servicios que les reportan mayor rentabilidad, un “ejercicio que nos está ayudando para enfocar nuestros esfuerzos en la dirección correcta”, aseguran.
Asimismo, reconocen estar trabajando en la digitalización de su sistema de reservas y recogida de datos con la intención de agilizar procesos y poder mantener contacto con los clientes para poder fidelizarlos. Todo ello con vistas a incrementar su facturación hasta los 600.000 euros para el año 2025.
Y a partir de ahí, retomarán un nuevo proyecto La Célula, un edificio con apariencia circular, inspirado en las células animales, que permitirá acoger talleres, zona de restauración y otros servicios dirigidos a la divulgación y el ocio en torno al medio natural, la conservación y la evolución de las especies.