En este artículo revisamos el concepto de “creación de valor compartido” de los investigadores Kramer y Pfitzer, un planteamiento que ahonda en la capacidad de las organizaciones de "identificar y expandir las conexiones entre el progreso económico y el social". Muy relacionada con esta visión, el término "impacto colectivo" invita a las empresas, instituciones públicas, tercer sector y a los miembros de una comunidad a colaborar en proyectos de valor compartido. En este sentido, Fundación Caja de Burgos vertebra proyectos e iniciativas de impacto colectivo que involucran a diferentes organizaciones público y privadas para procurar una transformación en la sociedad. La aceleradora POLO positivo, la Asociación Castellano y Leonesa del Hidrógeno H2Cyl o el programa Innova social son algunos ejemplos de ello.

11 de noviembre de 2023

La competitividad de una empresa y la salud de las comunidades donde opera están fuertemente entrelazadas.

El concepto de Creación de Valor Compartido (CSV),  presentado por primera vez por los investigadores Mark Kramer y Marc W. Pfitzer en 2011, defiende aquellas políticas y prácticas operativas que, al mismo tiempo, mejoran la competitividad de una empresa y generan un impacto positivo en las condiciones sociales y económicas en las comunidades en las que operan.

Los autores del estudio The Ecosystem of Share Value , publicado en Business Harvard Review, señalan que cuando una organización trabaja con la perspectiva de valor compartido -y no solo teniendo como objetivo las ganancias financieras a corto plazo- tiene mejores oportunidades de reconstruir la confianza y la legitimidad en la empresa.

“En el pasado, las empresas rara vez se percibían a sí mismas como agentes de cambio social. Sin embargo, la conexión entre el progreso social y el éxito empresarial es cada vez más clara. Una empresa necesita una comunidad exitosa, no sólo para crear demanda por sus productos, sino también para brindar activos públicos cruciales y un entorno que apoye al negocio», argumentan.

“Si las empresas pudieran estimular el progreso social en todas las regiones del mundo, la pobreza, la contaminación y las enfermedades disminuirían y las ganancias corporativas aumentarían”, relatan en el citado artículo citando ejemplos de multinacionales que han apostado por la creación de valor compartido como Walmart.

Crear valor compartido es buscar el éxito financiero de una manera que también genere beneficios sociales. Mark Kramer y Marc W. Pfitzer

Este nuevo planteamiento se ha convertido en un imperativo para las corporaciones, por dos razones:

  1. En algunos sectores de la sociedad, la legitimidad de algunas empresas ha sido fuertemente cuestionada, y se considera que éstas prosperan a expensas del bienestar de la comunidad en general.
  2. Al mismo tiempo, los problemas del mundo son de tal magnitud (guerras, desigualdad social, crisis energética,  cambio climático…), que las soluciones requieren la experiencia y los modelos de negocios escalables del sector privado.
Empresas abiertas a la colaboración

Ninguna empresa opera de forma aislada, defienden; cada organización existe en un ecosistema donde las condiciones sociales pueden restringir sus mercados y restringir la productividad de sus proveedores y distribuidores.

Por lo tanto, para avanzar en los esfuerzos de valor compartido, las empresas deben fomentar y participar en coaliciones multisectoriales, y para eso necesitan un nuevo marco. Los gobiernos, las ONG, las empresas y los miembros de la comunidad tienen papeles esenciales que desempeñar.

Ligado a este término, el concepto de impacto colectivo  -acuñado en 2011 por John Kania y Mark Kramer en Stanford Social Innovation Review-  invita a la administración pública, las ONG, las empresas y los miembros de la comunidad en la participación de proyectos de valor compartido. «Sin embargo, la realidad es que muchas veces encontramos que los diferentes actores trabajan más a menudo en oposición que en alineación», advierten Kramer y Pfitzer.

La pandemia por el covid-19 nos dejó claros ejemplos de estas coaliciones de valor compartido, demostrando al conjunto de la sociedad el poder de la colaboración y las alianzas, y cuan ágiles podemos llegar a ser para resolver desafíos complejos.

«Las empresas con una visión de impacto colectivo no sólo promueven el progreso social sino que también son capaces de encontrar nuevas oportunidades económicas que sus competidores desaprovechan». Kramer y Pfitzer

A escala regional, entidades como Fundación Caja de Burgos son capaces de vertebrar proyectos e iniciativas que involucran a empresas, instituciones y el tercer sector. La aceleradora industrial POLO positivo, impulsada junto a seis multinacionales de Burgos, la Asociación Castellano y Leonesa del Hidrógeno H2Cyl en la que participan más de una treintena de empresas y organismos público-privados o el programa Innova social, promovido conjuntamente con La Caixa, son solo algunos ejemplos de ello.

La Asociación Castellana y Leonesa del Hidrógeno H2CYL es un ejemplo de creación de valor compartido que nace con el compromiso de convertir a Castilla y León en referencia en la producción y consumo de hidrógeno renovable a través de la participación de múltiples actores.

La Asociación Castellana y Leonesa del Hidrógeno H2CYL es un ejemplo de creación de valor compartido que nace con el compromiso de convertir a Castilla y León en referencia en la producción y consumo de hidrógeno renovable a través de la participación de múltiples actores.

¿Cómo una organización pueda crear valor compartido?

Según mantienen los investigadores Mark Kramer y Marc W. Pfitzer las empresas pueden crear oportunidades de valor compartido de tres maneras:

  1. Reconceptualizando necesidades, productos, clientes (mercados) .
    En las últimas décadas, a pesar de que las empresas han sofisticado sus productos, han perdido oportunidades de innovación y crecimiento al perder de foco las verdaderas necesidades de la sociedad (recursos del medio ambiente, sanidad global, independencia energética, etc). Los investigadores apuestan por una nueva forma de concebir productos y mercados para satisfacer necesidades en los mercados subatendidos
  2. Redefiniendo la productividad en la cadena de valor
    Integrando en su estrategia los recursos, la energía, los proveedores, la logística y los empleados de manera diferente
  3. Mejorando el entorno empresarial local y regional (clústers)
    Mejorando e intermediando en las capacidades, la base de proveedores, el entorno regulatorio y las instituciones de apoyo que afectan al desarrollo de los proyectos de valor compartido. Los proveedores locales tienen mayor eficiencia logística y su colaboración es más accesible. Tener capacidades locales más sólidas en áreas como capacitación, servicios de transporte y sectores relacionados también eleva la productividad. Y a la inversa, la productividad sufre si no se cuenta con un clúster de apoyo.
Factores de éxito para proyectos de Impacto colectivo

Existen cinco elementos para que un proyecto de impacto colectivo logre sus objetivos:

  1. Una agenda común, que ayude a alinear los esfuerzos de los actores y defina su compromiso
  2. Un sistema de medición compartido
  3. Actividades que se refuerzan mutuamente
  4. Una comunicación constante, que genere confianza y garantice objetivos mutuos
  5. Apoyo “central” dedicado, brindado por un personal que, de forma independiente, genere voluntad pública, promueva políticas y movilice recursos.

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